sábado, 5 de septiembre de 2009

PRESENTACIÓN


José Antonio Montes Puerta (Granada, 9 de Agosto de 1978), desde muy joven muestra una infinita curiosidad por las artes plásticas.
Recibe su primera formación en el Colegio Salesiano San Juan Bosco (Granada), tras los cuales entre 1994 y 1996, cursará los estudios de bachiller de artes en la Escuela de Artes y Oficios de Granada.
Una vez concluida su etapa formativa en el bachiller, ingresa como alumno en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Granada. Sin embargo, son los diferentes avatares de la vida, y las propias inquietudes multidisciplinares los que le llevarán a regresar a la anteriormente citada escuela, para comenzar ahora los estudios de Arquitectura y Diseño de Interiores.
Si bien, el comienzo de su vida laboral a partir de ese momento no está relacionado con las artes, José A. Montes sigue formándose de manera autodidacta. Durante este período compaginará su trabajo con el aprendizaje a través de diversos cursos de restauración de muebles y técnicas como la taracea en la Casa de Porras (Universidad de Granada) o el curso de Guía Experto en Patrimonio Cultural (UNED).
En 2009 obtiene el título de Técnico Auxiliar de Restauración de Bienes Muebles (especialidad madera), tras el curso realizado en la Fundación Centro Albayzín de Granada.
Al mismo tiempo, retoma su faceta artística, realizando algunas obras para particulares tanto en la provincia de Cádiz como en Granada, destacando especialmente lienzos de temática religiosa y profana.
Dejando aparte la formación académica del artista que nos ocupa, me gustaría retomar el aspecto más íntimo de su formación “autodidacta”, y volver así a la parte humana que hace que un artista -o simplemente una persona- sea lo que es, sea como es. José Montes, nombre artístico escogido por él mismo, como ya he comentado anteriormente descubre el mundo del arte a muy temprana edad y más aun descubre el gusto por el, pocos niños pedirían como regalo de cumpleaños a los 13 años una enciclopedia de historia del Arte.
Poco a poco se irá interesando por su propia ciudad e irá conociendo sus tradiciones, sus monumentos y sus artistas, aún recuerda la primera vez que se encontró delante la maravillosa Inmaculada de Alonso Cano siendo niño, o de su primera procesión del Corpus Christi. En la Semana Santa descubrirá al escultor José de Mora en su Soledad y a Torcuato Ruíz del Peral en sus Angustias y toda la maravilla de la escuela barroca granadina, de la cual se muestra como ferviente admirador. Y es que, sin duda, sus referencias estéticas nacen de la lectura y el conocimiento reflexivo del arte y el patrimonio artístico religioso andaluz.

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